La obra escrita de Da Vinci está constituida por veintiocho códices
manuscritos (la mitad de los que debieron existir), la que le convierte
en precursor de la ciencia moderna y uno de los más desconcertantes
genios de todos los tiempos. Durante casi cuarenta años anotó sus observaciones sobre casi todas las
ramas del saber, en la característica escritura leonardesca invertida o
«de espejo».
Los llamados códices Madrid I y II, obras emblemáticas de la colección
de manuscritos de la Biblioteca Nacional, son dos de esos cuadernos en
papel, diferentes entre sí en cuanto a contenido y época, pero iguales
en tamaño, encuadernación y procedencia. A su excepcional valor
artístico y documental hay que añadir el hecho de que constituyen la
única obra de indudable atribución a Leonardo que existe en nuestro
país.
El Madrid I, un verdadero tratado sobre estática y mecánica, es uno de
los manuscritos de Leonardo más unitarios temáticamente, mientras que el
Madrid II es una obra miscelánea sobre diversos asuntos que nada tienen
que ver entre sí y que carecen de cualquier orden lógico. El Madrid I
contiene los mejores y más contundentes dibujos, a tinta negra, con
algún sombreado a la aguada para acentuar los volúmenes. Representan
detalladísimos esquemas de mecanismos y artilugios que, en ocasiones,
ocupan casi la totalidad de la página, y cuyas diversas piezas están
numeradas con letras del alfabeto, con sus correspondientes
explicaciones en el texto adjunto.
El códice Madrid II, está compuesto
por dos partes diferentes, la segunda de las cuales es el último
cuadernillo, claramente añadido (folios 141-157), que trata de la
fundición del caballo Sforza, conocido como il Colosso, que, a
diferencia del resto, fue ilustrado a sanguina. Además de varias vistas y
paisajes hay algunos mapas entre los que destacan, por su belleza y
colorido, el del valle del Arno, y un plano de Pisa con la desembocadura
del Arno que nos recuerdan que hacia 1503 Leonardo estaba inmerso en
una de sus utopías, el proyecto de desviar el río Arno y construir un
canal que uniera Florencia al mar.
Hay dibujos de arquitectura e
ingeniería militar, otros de geometría, en especial sobre algunos
problemas como la cuadratura del círculo que le preocupaban
especialmente, sobre la gravedad, el vuelo de los pájaros, el movimiento
de las olas, instrumentos musicales, etc. En los folios 2v., 3r. y v. y
4v., anota la lista de los ciento dieciséis libros que poseía. Este
catálogo de su biblioteca es fiel reflejo de la diversidad de temas que
le interesaban. Uno de ellos llevaba por título: Dell’Armadura del
cavallo, y se refiere, sin duda, a su propia obra, ese manual sobre el
revolucionario sistema de fundición para el inmenso caballo Sforza.
En la Biblioteca Nacional de España, ubicada al lado del metro Colón, podemos encontrar un libro escrito por Leonardo Da Vinci. Se titula el Códice Madrid. Códice significa manuscrito.
No es necesario ir hasta la Biblioteca para poder ver el contenido de este libro. En el siguiente enlace, podemos observar el libro digitalizado.
Toda una joya literaria al alcance de un clic.
Códice Madrid
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