sábado, 3 de septiembre de 2011

La última cena

La obra se ubica en un monasterio de monjers dominicos en Milán



Leonardo Da Vinci escribió en su libro de pintura:

Los movimientos de las personas son tan diferentes como los estados de ánimo que se suscitan en sus almas, y cada uno de ellos mueve en distintos grados a las personas.

Leonardo observaba cuidadosamente los modelos naturales y reales. Jamás se repitió a sí mismo; siempre consideró cada una de sus obras una tarea completamente nueva, peculiar y diferente de la anterior. En otro pasaje se refiere al efecto de los contrastes:

Lo feo junto a lo bello, lo grande junto a lo pequeño, el anciano junto al joven, lo fuerte junto a lo débil: hay que alternar y confrontar esos extremos tanto como sea posible.

Esta proximidad y antagonismo de las figuras es lo que da su riqueza a La Última Cena: Judas, el malvado versus Juan, el bello y bueno; cabezas ancianas versus cabezas jóvenes; personas excitadas versus personas tranquilas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario